Gazel presenta 'Entre Héroes y Amigos', un disco homenaje. Habla de sus colaboraciones, como con Pato, y su filosofía musical: la autenticidad por encima de todo.
Con Entre Héroes y Amigos, el artista costarricense Gazel lanza un disco que es más que colaboraciones: es un viaje íntimo de gratitud, un manifiesto sobre la autenticidad en el arte y una celebración de los lazos que la música forja entre ídolos y compañeros de viaje. En esta entrevista, desgrana el emocionante proceso junto a leyendas como Pato.
Entrevistador (E):
Gazel, este proyecto, Entre Héroes y Amigos, suena a algo muy personal. ¿Cómo
nació la idea de un disco que es a la vez un homenaje y una reunión de amigos?
Gazel (G): La idea
nació desde un lugar muy honesto. Mi primer disco, En Sentimiento, lo hice con
muchas limitaciones, pensando en radios y en fórmulas. Para este, di un
volantazo. Simplemente quise hacer un disco de colaboraciones por el puro
placer de hacerlo. Se llama Entre Héroes y Amigos porque es exactamente eso:
son personas que primero fueron héroes míos, que admiré desde lejos, y que la
vida, a través de la música, se encargó de convertirlos en amigos. Es un
reconocimiento a esa transición maravillosa.
E: Hablas de esos
héroes. Existe un dicho popular que advierte: "Nunca conozcas a tus
héroes". En tu experiencia, ¿qué tan cierta ha resultado esa frase?
G: (Ríe) En mi caso,
ha sido todo lo contrario. Nunca, nunca. Todos, sin excepción, han sido
superamables, supereducados, generosos y muy divertidos. Esa idea de la
decepción no se ha aplicado. Al principio, es una adrenalina increíble, como
entrar en modo fan, como esos videos de Jennifer Lawrence en la alfombra roja.
E: Uno de esos héroes
en el disco es Pato, una leyenda del rock centroamericano. Cuéntanos sobre la
elección de colaborar con él en "Cautiva".
G: Con Pato fue muy
especial, y casi no tuvo elección (risas). Cuando planteé el proyecto con mi
equipo –productor, ingeniero, director audiovisual–, todos somos fans de su
trabajo desde que éramos chavitos. Él es un héroe de Costa Rica y de toda
Centroamérica. Yo tenía en mente quizá hacer "Frágil", que es una
canción hermosísima, pero en la junta, todos, al unísono, dijeron: "¡Cautiva!".
Fue una votación unánime. La idea era homenajearlo, no darle a escoger.
Queríamos celebrar su carrera con una de sus piezas más emblemáticas.
E: Este homenaje que
le rindes a Pato y a otros, ¿te hace reflexionar sobre tu propio peso e
influencia en la música para las nuevas generaciones?
G: Es una pregunta
heavy. Para mí, lo importante siempre fue romper paradigmas. En su época,
intenté decir: no todos los rockeros tienen que ser tan rockeros, ni los
latinos tan latinos. Me gustaba apostar por fusiones. En "Cautiva",
por ejemplo, hay elementos latinos y rockeros, se meten instrumentos que en esa
época no eran comunes en el rock. Creo que esa idea de libertad, de no
encasillarse, es lo que quizá ha calado en otros músicos y en el público. Ha
sido un intento de expandir los límites.
E: Justo hablando de
expandir límites y de riesgos, el rock a veces tiene fama de tener una base de
fans muy purista. ¿Cómo manejas el miedo a que un cambio o una fusión no sea
bien recibida, o incluso a "que te linchan"?
G: (Se ríe con
ironía) ¡Es que te van a linchar! Por cualquier cosa. Te cortas el pelo
diferente, dices una opinión, innovas... ya estás linchado. Pero uno tiene que
ir primero por lo que siente. Yo compongo de manera muy libre; después le voy
dando forma, pero la esencia siempre es hacer lo que crees. Hay que apostar por
lo que uno quiere. Si la gente lo recibe, genial; y si no, también genial,
porque en algún momento lo hará. Es una regla de oro. Mira a David Bowie o a
Queen; al principio muchas cosas no fueron entendidas, pero con el tiempo se
les dio la razón. El arte debe ser sincero, no una fórmula.
E: Hablemos del
proceso creativo en Entre Héroes y Amigos. ¿Cómo fue la elección de los demás
artistas y de las canciones?
G: Ha sido muy
fluido, muy natural. Después de estar tan cuadrado con mi primer disco, para
este simplemente levanté el teléfono y llamé a los amigos que se me vinieron
primero a la cabeza. La lista es larga, pero elegí a los que, más allá de lo
artístico, se lo han ganado por su parte humana. Te cuento una anécdota de
Pato: cuando yo tenía 19 años, produje un evento y me pegué unas vergüenzas
terribles. Todos los artistas me miraban para abajo, pero el único que se me
acercó y me dijo "tranquilo, no pasa nada, cantamos juntos" fue él,
siendo el más grande de la noche. Esa humildad es invaluable. Para el disco, la
regla era: o hacemos una canción mía, o una tuya, o una de los dos. Pero con él
y con otros, como los españoles Saurom, no hubo opción (risas). Con otros ha
sido diferente; algunos me han dicho "tengo esta canción que siempre quise
sacar", y a partir de ahí empezamos a crear una fusión. Es una fiesta de
amigos; hasta el director audiovisual y la modelo del video son amigos de toda
la vida. Es celebrar con la familia que uno elige.
E: Una parte crucial
de este proyecto es tu decisión de "roquear" todo, de que cada
invitado y cada canción lleven un sello rockero y un solo de guitarra. ¿Es una
misión personal devolver el rock a un lugar más visible?
G: Exactamente. Es un
aporte, una pequeña misión. Si invito a un artista de salsa, va a ser una salsa
roqueada con un solo de guitarra. La idea es inyectar ese espíritu en
diferentes géneros y ver si, de alguna manera, logramos que el rock regrese un
poco a la timonera, que se escuche con esa fuerza y esa actitud. Es mi forma de
mantener viva la llama.
E: En tu carrera has
pasado por etapas de mucha planificación comercial. ¿Cuál es la "pastilla
más difícil de tragar" cuando se intenta apostar por algo más comercial
versus ser fiel a uno mismo?
G: Justo eso: tener
que hacer algo que no quieres. Es lo más difícil. Pero también hay que entender
que a veces es una convivencia, un convencimiento. La canción que más éxito me
ha dado, la que más ha gustado a través de los años, fue rechazada por todos
los programadores de radio. Me decían: "Es muy larga, no tiene coro, no
tiene estribillo, la letra no se entiende". Solo entró al aire por un
favor que me debían, y funcionó. Si crees de verdad en lo que haces, tienes que
llegar con ese convencimiento a promotores y productores. A veces, como Freddie
Mercury con "Bohemian Rhapsody", hay que pelear por lo que uno cree,
aunque al principio te digan que no.
E: Para cerrar,
Gazel, si pudieras mostrarle una canción de este nuevo disco al Gazel de 15
años, ¿cuál sería y qué crees que le diría?
G: Sin duda, toda la
experiencia con Saurom. A los 17 años, ellos eran mi banda favorita. Yo los
escuchaba y me volvía loco. Y ahora no solo comparto escenario con ellos, sino
que soy el primer artista americano en tener una colaboración con ellos. Es la
prueba tangible de que los sueños se cumplen. Le diría al Gazel de 17 años:
"Tranquilo, vas a ver qué bonito la vamos a pasar. No dejes de luchar,
porque el trabajo duro y honrado, con paciencia, paga". Este disco, Entre
Héroes y Amigos, es la materialización de eso: de que los héroes existen, pero
también se pueden convertir en los amigos con los que celebras la vida y la
música.
Cierre: Con Entre
Héroes y Amigos, Gazel no solo lanza un álbum; siembra una semilla de autenticidad
en un ecosistema musical a menudo dominado por algoritmos y fórmulas. Su
proyecto es un recordatorio poderoso de que la esencia del arte está en la
conexión humana, en la gratitud y en la valentía de crear desde el corazón, sin
miedo al linchamiento. El futuro para Gazel parece escribirse entre amigos,
sobre un escenario, con una guitarra en la mano y la certeza de que, al final,
la música más sincera siempre encuentra su camino para resonar.
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