Flow Fest 2025: Dos días donde la CDMX dejó de ser ciudad para convertirse en territorio del perreo
Un fin de semana donde la realidad se detuvo
El clima fue amable, el acceso rápido, la logística impecable. Pero lo importante no fue eso: Lo importante fue que desde que pisabas el Autódromo —entre calor, risas, shorts brillosos y cadenas largas— ya sabías que estabas entrando a un portal donde todos hablaban el mismo idioma: flow.
Día 1: Don Omar volvió al trono y Wisin demostró que puede cargar el escenario solo
Don Omar: el origen del perreo dio cátedra
Verlo en vivo fue ver a la historia viviente del reggaetón. Las canciones que marcaron generaciones las mismas que sonaban en teléfonos Nokia y después en Bluetooth— retumbaron en el Autódromo con una fuerza que dejó claro que Don Omar no viene por nostalgia: viene por respeto.
"Salió El Sol", "Danza Kuduro", “Virtual Diva”… cada coro era un estallido emocional.
Wisin: el guerrero que cargó al público en la espalda
Wisin salió con la energía de diez artistas juntos, con la potencia de un show que no depende de nadie más. Cantó himnos, remixes, éxitos y versiones tan fuertes que hubo momentos donde el público gritaba su nombre como si fuera una religión.
Fue, sin duda, el show del día.
Día 2: Natanael Cano incendió el festival y le recordó al urbano quién manda ahora
El domingo era distinto: Más crudo, más cansado, más lento… pero con la misma hambre de fiesta.
Ahí entró Natanael Cano, a romper esquemas como solo él sabe. Mientras el Flow Fest siempre ha sido casa del perreo, el patrón llegó con corridos tumbados, trap-corridos, guitarras bélicas y una seguridad en el escenario que dejó claro que él no pidió permiso: tomó el lugar.
Cantó “CH y la Pizza”, “Cuerno Azulado”, y el público respondió como si estuviera viendo un headliner del género más tradicional.
Interpretó su música en un festival donde, en teoría, no debería encajar… y aun así fue el acto más poderoso del domingo.
Invitados sorpresa: Bogueto, Yerimua y El Malilla en modo cameo legendario
Aparecieron en más de un escenario, reventando el ambiente cada vez que salían. Esas participaciones espontáneas, de energía cruda, fueron parte de lo que hizo especial esta edición: el festival se sintió vivo, impredecible, casi callejero.
El público: la generación que entendió que el estilo también es identidad
Outfits: cuando el amor y el flow combinan
Las tribus urbanas unificadas
Una mini-historia del público
Eso decía la mirada de la gente. Es raro ver a miles sentir lo mismo al mismo tiempo: libertad.
Lo técnico: producción impecable + Sprite siendo el rey visual
Detalles que solo alguien adentro entendería
La lectura emocional de El Lado B
El Flow Fest 2025 demostró tres cosas:
La música urbana mexicana ya tiene identidad propia. Ser bellaco, ser chacal, ser nena del barrio… no solo se permite: se celebra.El artista importa, pero la gente importa más. El show se completa con las voces del público.
Queremos hacer más trabajo de campo. Entrevistar a la gente, documentar historias, capturar la esencia humana del festival. Porque la voz de la banda también merece escenario.
Dos días donde México no bailó… latió
El Flow Fest 2025 fue eso: dos días donde el cuerpo habló más fuerte que la mente. Don Omar nos recordó de dónde venimos. Wisin nos recordó cómo se gana un escenario con fuerza. Nata nos recordó hacia dónde va la música mexicana.
Y mientras tanto, miles encontraron un lugar donde sí pueden ser quienes son afuera… pero sin miedo.
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