E ntrevista con Jorge, líder de la banda española El Verbo Odiado, a propósito de su nueva etapa musical En su más reciente etapa creativa,...

El Verbo Odiado lanza su verdad cruda: *Cada quien carga con su propio verbo*

Entrevista con Jorge, líder de la banda española El Verbo Odiado, a propósito de su nueva etapa musical


En su más reciente etapa creativa, El Verbo Odiado vuelve con un sonido más directo, letras íntimas y un concepto visual que entrelaza nostalgia y crudeza. Con el lanzamiento de tres nuevos sencillos —Centro de Gravedad, La Metamorfosis y El Canto del Cisne—, la banda aragonesa anticipa un disco lleno de emociones profundas y caminos sonoros afilados. En esta entrevista, Jorge, su vocalista y principal compositor, habla sobre el simbolismo detrás del nombre, el proceso creativo, el rol de la infancia en la estética del álbum y esa chispa que enciende todo: la necesidad de contar.


Estamos con Jorge de El Verbo Odiado. Cuéntanos un poco, ¿por qué este nombre? ¿A qué se debe El Verbo Odiado y no, digamos, “El Sujeto Amado”?

El nombre tiene tantos años que ya he perdido un poco el significado original, aunque recuerdo bien su origen. El Verbo Odiado nace de la idea de que cada persona tiene un verbo que detesta, generalmente por una carencia. Para alguien que no puede andar, por ejemplo, ese verbo odiado podría ser “andar”. Además, siempre hemos tenido un enfoque fuerte en las letras. Hay oscuridad en nuestra música, y el verbo “odiar” aparece bastante. El nombre nos representa.


Hablando de letras y música, ¿cómo ha sido la evolución de la banda a lo largo de los discos? ¿Cómo sienten que se manifiesta en este nuevo álbum?

Ha sido una evolución paulatina. Nunca hemos dado saltos enormes, pero sí hemos crecido mucho: como músicos, como personas, y en cómo nos enfrentamos al estudio o al directo. En este nuevo álbum buscábamos crudeza. Incluso cuando nos acercamos al formato de estribillo, lo queremos afilado, punzante. Hay una necesidad de ir al hueso.


En contraste con esa crudeza, en las portadas de los tres sencillos aparece un niño. ¿Cuál es el sentido detrás de esa decisión estética?

Todo forma parte de un concepto más grande que se revelará cuando se publique el disco completo. Cada portada muestra a uno de los cinco miembros del grupo en su infancia. Ya aparecimos tres; faltan dos sencillos con los otros dos niños. Es un hilo visual que se ata con el título y contenido del álbum, que aún no hemos anunciado, pero que girará en torno a la idea del recuerdo, de lo perdido y de lo que somos desde siempre.


¿Por qué eligieron lanzar en este orden Centro de Gravedad, La Metamorfosis y El Canto del Cisne?

Fue más una intuición que una estrategia. Centro de Gravedad fue la última que terminamos, pero nos impactó tanto que decidimos lanzarla primero. La Metamorfosis es quizás la mejor canción a nivel compositivo, aunque no define el sonido total del disco. El Canto del Cisne tiene un inicio limpio y luego explota en guitarras: representa ese contraste emocional que siempre nos ha acompañado.


Sobre La Metamorfosis, ¿qué emociones o vivencias hay detrás?

Es una canción sobre una ruptura. No tiene una pretensión más allá del desahogo. Quisimos capturar ese momento donde algo se acaba y no queda más que sentirlo. Es una de esas canciones que necesitábamos tocar y cantar, sin más.


¿Cómo suelen construir sus canciones? ¿Cuándo saben que una está lista?

Empieza siempre igual: yo compongo la base con guitarra acústica, la llevo al ensayo y ahí todos la vestimos, la llenamos de electricidad. Sabemos que está lista cuando nos miramos y decimos: “Ya está”. Siempre habrá cambios en el estudio, pero el alma ya está.


Si le dieras estas tres canciones a tu yo adolescente, ¿cuál crees que sería su favorita?

Creo que El Canto del Cisne. En esa época escuchaba música muy cruda, directa. Pero también creo que La Metamorfosis se le quedaría grabada. Me encantaría que mi yo de 16 años escuchara una canción nuestra y pensara: “Quiero saber más de esta banda”.


Para alguien que quiere adentrarse en su música, ¿qué disco o canciones recomiendas?

Le diría que empiece desde el principio. Se nota la evolución. Pero si quiere una entrada rápida: El Odiado, que es muy representativa; Nada que Celebrar, que iba a ser un hit antes de que llegara la pandemia; A Punto de Fuga, La Mancha o Tarantino.


En sus conciertos, ¿cómo es la conexión con el público? ¿Con qué canciones se han sorprendido por la reacción?

Es una conexión muy intensa. No es una fiesta, es una experiencia emocional. Hay frases que uno escribe sin mucha pretensión y que de pronto la gente canta con fuerza. Esos momentos no tienen explicación lógica, pero son los que te hacen seguir.


¿Cómo evitan repetirse dentro del género alternativo?

Buscamos engañarnos a nosotros mismos. Intentamos no repetir estructuras, no usar los mismos caminos. Es un reto constante, pero también es lo que lo hace divertido.


¿Ya tienen fechas para los próximos sencillos?

Sí. Uno llegará en septiembre y el otro probablemente en octubre. Uno ya está decidido; el otro todavía lo estamos debatiendo internamente.


Y ahora la pregunta final: ¿En qué momento nació la llama por la música en tu vida?

Empezó tarde, ya en mis 30. Le robé a mi hermano el Nevermind de Nirvana y ahí supe que quería aprender guitarra. La música nunca ha sido mi vida, sino un lugar donde estar. Un refugio.


¿Algo más que quieras agregar?

Pueden encontrarnos como El Verbo Odiado en todas las plataformas. Ojalá algún día toquemos en México. Nos ilusiona mucho la idea.

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