El colombiano Jero y Yo presenta “Sobre Tus Ojos Todo El Mar”, un tema que mezcla emoción y frescura en el pop latinoamericano. En entrevista, nos habla sobre sus raíces, su proceso creativo y su próxima gira por México.
🌊 El mar, los ojos y el alma: el universo sonoro de Jero y Yo
Después de sorprender con su sencillo debut, Jero y Yo presenta “Sobre Tus Ojos Todo El Mar”, una canción que combina instrumentación análoga con matices digitales para construir un sonido luminoso y emocional dentro del pop latinoamericano.
El tema funciona como puente entre dos universos creativos de su próximo disco: la frescura artística y las historias que genera el amor. “Es un relato de amor ficticio, pero parte de una emoción muy genuina”, explica el artista. “Cuando ves los ojos de la persona con la que viviste todo, es que entiendes su verdadera fuerza, justo como pasa con el mar”.
El videoclip, dirigido por Catalina Arroyave, refuerza esta atmósfera poética. Con un set minimalista y un telón que proyecta el sol y el océano, Jero y Yo interpreta la canción junto a su banda, transmitiendo una sensación de nostalgia brillante y naturalidad escénica.
Un disco conceptual que llegará en 2026
“Sobre Tus Ojos Todo El Mar” es apenas un adelanto del proyecto con el que Jero y Yo planea conquistar nuevos territorios. Cada tema contará con su propio video y una conexión narrativa entre sí, creando una obra integral que se proyecta como uno de los lanzamientos más interesantes de 2026.
El artista destaca:
“Junto a Catalina quisimos crear un organismo vivo, una narrativa que se sienta como una relación. Quiero que la gente viva este proceso conmigo, que poco a poco descubramos todos los detalles de esta historia.”
Entrevista completa:
E: Oye, tuve la oportunidad de verte hace más o menos un mes en el estudio de Universal, en ese espacio que tienen para conciertos. Fue un gran show. ¿Esa fue la primera vez que te presentaste en México? Cuéntame un poco de esa experiencia.
R: Bien, hermano, me alegra que te haya gustado. La verdad fue un show en el que trabajamos mucho, todo mi equipo y yo. Le metimos bastante para que tuviéramos una noche bonita y la pasáramos cabrón. Estaba muy nervioso, te confieso, muy muy nervioso.
Y fue bonito cómo se fue desenvolviendo todo. Fueron semanas intensas de ensayo, de cranear el show, y ver que al final todo fluyó tan naturalmente fue muy relajante y feliz. ¿Tú cómo la pasaste esa noche?
E: Muy bien. Quedé muy sorprendido porque, francamente, no te conocía y diste un show muy envolvente. Creo que conectaste muy bien con la gente, y en especial ese momento con tu padre, cuando bajaste y lo abrazaste, estuvo increíble.
R: Sí… ahora que lo mencionas, veo las fotos y me vienen los recuerdos, pero en el momento allá arriba todo se borra. Fue como una especie de trance. Ya después me transporté a revivir todo desde el inicio hasta el final del show, porque sentí que ni siquiera lo había vivido. Súper loco.
E: Cuéntame un poco sobre tu nombre. ¿Por qué “Jero y yo”? Básicamente es tu nombre más un “yo”, ¿de dónde nace?
R: “Jero y yo” es la forma en la que tú y yo somos parte de algo grande y bonito. “Grande” no tanto en tamaño, sino en profundidad: en el amor, en los lazos que construimos, en conocernos más y caminar juntos por la vida. Es como esa idea de que tú y yo, juntos, formamos uno solo.
Y claro, también es la forma en la que yo me sumo a una expresión que debe ser más profunda que yo mismo. No sé si más grande, pero sí más profunda. Esa es la palabra: profundidad.
E: En tu descripción de Spotify leí que llevas más de 20 años amando la música. Cuéntame cómo nace ese amor. ¿Hubo algún artista que te despertara esa pasión?
R: Siento que mi historia con la música es muy familiar, y por eso la aprecio tanto. Desde antes de nacer ya escuchaba música, mis padres me ponían canciones cuando estaba en el vientre de mi mamá.
Mi familia es muy artística, no de profesión, pero sí de alma. En casa siempre había guitarras y las reuniones familiares terminaban con alguien tocando. Escuchábamos de todo: cumbia, vallenato, salsa, y también rock, desde AC/DC o Metallica, hasta Ricky Martin en los 90.
Esa mezcla musical fue determinante. Recuerdo que cuando tenía unos 4 años canté una canción colombiana que me enseñó mi abuelo, y ese día fue uno de los más felices de mi vida. Aunque después tuve maestros que me decían que la música no era lo mío, aquí estamos, y agradezco haber seguido ese instinto.
E: Entre tanta mezcla de géneros y raíces, ¿cómo elegiste el estilo que haces ahora?
R: Te voy a ser completamente sincero: no soy capaz de elegir un solo género, me cuesta mucho. Y gracias a Dan Naranjo, mi maestro y gran productor colombiano, logré encauzar el sonido que tenía dentro.
Yo tengo mucha divergencia en mis venas y me gusta eso, aunque es difícil porque hay que canalizarlo. Me ayudó mucho toda esta nueva ola de pop rock que está surgiendo. Dan me enseñó a enfocar esa energía creativa para hacer canciones con sentido, y también tuve otros maestros que me ayudaron a entender la música como una forma de vida.
Hoy estoy en esto, pero quién sabe, mañana quizás vuelva al metal (risas).
E: Hablando de tu proceso creativo, ¿cómo sabes qué quieres compartir con los demás cuando escribes?
R: No lo pienso demasiado. Curiosamente, aunque soy muy de sobrepensar otras cosas, cuando hago música me dejo llevar. Me siento, tomo el celular y empiezo a escribir. A veces son poemas, a veces frases sueltas. El primer verso casi siempre define el camino de la canción.
Suelo escribirle a alguien, como si esa persona fuera parte profunda de mí. Me cuesta escribir sobre cosas externas, no vibro igual. Pero cuando escribo a ti, a alguien que siento muy dentro, todo fluye bonito.
E: Mencionas que sueles sobrepensar. ¿Eso alguna vez te frena a la hora de terminar una canción?
R: Sí, y mucho. Es difícil saber cuándo una canción está lista. Siempre sientes que le falta algo, y eso puede convertirse en una trampa para la creatividad.
Hubo una época en la que estuve bloqueado precisamente por eso. Me presionaba por no estar haciendo algo “nuevo”, ni siquiera comparándome con otros, sino conmigo mismo. Pero aprendí que cuando te permites dejar ir, creces.
Hacer música es un acto de entrega. Dejas ir tus obras, tus hijos, y los compartes con el mundo. Eso es lo que lo hace terapéutico.
E: ¿Y cómo te gustaría que esas canciones sean recibidas por los demás?
R: Uno siempre desea que la gente reciba tu música con amor, pero más allá de eso, quiero que mis canciones sean un espejo. Que reflejen algo de la persona que las escucha, aunque sea disgusto o incomodidad. Si logra mover algo, ya cumplió su propósito.
E: Hablemos de tus últimos sencillos. ¿Qué diferencias notas con respecto a tus primeros trabajos?
R: Son muchas. Yo empecé haciendo metal, en una banda donde nuestros referentes eran Metallica y Queens of the Stone Age. Salíamos del ensayo con los oídos zumbando (risas).
Después conocí la música de Silvio Rodríguez, que cambió mi forma de entender la vida, y más tarde apareció Harry Styles, que fue una referencia enorme. Su manera de fusionar géneros y emociones me inspiró muchísimo. Definitivamente marcó el camino de lo que hago hoy.
E: De hecho, mi canción favorita de Harry Styles es She. Me encanta porque se sale del pop habitual que él hace.
R: ¡Total! Es tremendo artista.
E: Si pudieras elegir una de tus canciones y mostrársela a tu versión de hace diez años, ¿cuál sería?
R: Pues justo tengo 20 años, así que sería al de mis 10. Creo que le mostraría No te miento, una canción que saldrá en 2026. Es una historia de amor que nace, vive y muere, y creo que ese niño de 10 años conectaría con eso.
Si le pusiera todo el disco, con los videos, seguro lo tocaría más, porque cuenta una historia completa.
E: Las canciones son como fotografías del momento. Si pudieras grabar una con alguien de tu familia que no se dedique profesionalmente a la música, ¿a quién elegirías?
R: Sin duda a mi abuelo. Cantaría con él Pescador, lucero y río, una canción colombiana que interpreté a los cuatro años en el colegio. Él canta todo el tiempo, y su voz siempre ha sido mi refugio. Me encantaría grabarla para dejar ese recuerdo vivo para siempre.
E: Me encanta cuando artistas incluyen notas de voz o fragmentos de sus familiares en las canciones. Tiene algo muy íntimo.
R: Sí, es un detalle muy bonito. Me lo he planteado, la verdad.
E: Ya para cerrar, esta es mi pregunta final: la pregunta de la llama. ¿En qué momento sentiste ese chispazo que te hizo decir “quiero dedicarme a la música”?
R: Después de unos cinco años haciendo rock y metal, conocí a mi maestro Dan Naranjo. Lo vi tocando acordeón en su estudio, que está en la montaña, un lugar mágico cerca de Medellín.
Le mostré mis canciones, hicimos un demo, y al salir de ahí supe que eso era lo mío. Ese fue el momento en el que lo entendí.
Ha sido un reto mantenerme firme, sobre todo porque aún resuena en mi cabeza lo que decían mis profesores: “La música no es lo tuyo”. Pero la mejor forma de combatir esa inseguridad fue seguir creando. Hoy estudio música en la universidad en Medellín, y no podría estar más feliz.
E: Qué hermosa reflexión, de verdad. Para cerrar, el clásico speech: invítanos a escuchar tu música y cuéntanos qué viene para ti.
R: Este cierre de año viene bonito. En noviembre iremos de gira con mis maestros de Magdala, estaremos en Guadalajara y Monterrey tocando mis canciones en versiones crudas y especiales, diferentes al showcase de Ciudad de México. También estará Nicoleta Spinelli, que canta mi tema favorito del disco.
Y hablando del disco, en 2026 nos vemos con ese lanzamiento. Espero que estemos ahí juntos disfrutándolo.
Me pueden encontrar en todas las plataformas como @harryjoe. ¡Y gracias por la charla, hermano, estuvo muy bonita!
E: Gracias a ti por tu tiempo. Ojalá volvamos a verte pronto en vivo.
R: ¡Sería brutal, qué chimba!
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