Miki presenta ZERO en una charla íntima donde revela la creación del disco, su estética anime y la historia detrás del proyecto. Una entrevista profunda y emocional.
Miki presenta ZERO: 5 claves de su nuevo universo sonoro
Un retrato íntimo de un artista que convirtió su primera adultez en un álbum conceptual inspirado en el anime, la nostalgia y la construcción personal.
Miki presenta ZERO en un momento crucial de su carrera. El músico, productor y exconductor emprende su primera etapa plenamente artística con un álbum que funciona como origen, prólogo y declaración emocional. Con una estética marcada por el anime, una narrativa tipo manga y un sonido que dialoga entre el pop alternativo, el rock suave, los rasgos electrónicos y un universo personal lleno de personajes, ZERO se ha convertido en un punto de partida: la “temporada cero” de un proyecto cuyo crecimiento se siente inevitable.
En esta conversación íntima con El Lado B, Miki nos abre la puerta a la construcción del álbum, la historia detrás de su portada, los retos emocionales de la primera adultez y las canciones que considera piezas clave de su camino.
La estética como origen
E: Para arrancar, Miki presenta ZERO. ¿Sí se pronuncia tal cual “ZERO”, todo en mayúsculas?
R: Sí. Es ZERO. Viene del cero japonés, técnicamente, pero “zero” funciona bien. Me gustó que tuviera esa vibra: el inicio, el punto de partida, lo que existe antes de la temporada uno.
E: En tu biografía de Spotify se nota que la estética es central. ¿De dónde viene esa inspiración?
R: Soy muy fan del anime. Siempre pongo fotos que parecen broma, como la de Gengar. Nadie sabía por qué estaba ahí… hasta hoy. Me gusta ese humor, pero también me gusta que se sienta parte del proyecto. ZERO nace desde ese amor: la estética, las historias, la construcción de un personaje.
Creamos a Miki como esta morrita que existe en un universo medio futurista, medio noventero. El disco es su “temporada cero”.
Una portada como manga
E: La portada parece sacada de un tomo clásico. ¿Qué querías que transmitiera?
R: Que fuera como ver la portada de Evangelion o la primera de Naruto. Que dijeras: “Esto es una historia”.
La ilustradora Lágrimas Negras lo entendió perfecto. Hicimos esta ciudad futurista con toques cyberpunk, pero sin exagerar. Solo personajes viviendo su vida. Luces, detalles, atmósfera. El objetivo era claro: que el disco se sintiera como un manga que apenas empieza.
La primera adultez como narrativa
E: En lo musical, Miki presenta ZERO como un hilo emocional muy claro: la primera adultez. ¿Lo pensaste así?
R: Totalmente. Los personajes están en esa etapa entre los 24 y 26 años donde todo abruma: ansiedad, depresión, relaciones que te marcan, situaciones feas que pasan en la ciudad.
El mundo se va a terminar abre el disco con esa sensación de caos emocional. No son temas de alguien de 50, pero tampoco de alguien de 15. Es esa adultez temprana donde todo se siente fuerte.
La arquitectura del álbum
E: La primera canción me encanta. ¿Cómo decidiste el orden del álbum?
R: Dentro de la historia, el orden es distinto, pero para el disco quería un viaje emocional más fluido.
El mundo se va a terminar la hice con Pablo Stipicic, quien coprodujo conmigo. Desde que la escribimos sonaba a intro. Luego viene Y no estás, que mantiene energía; Accidente, donde se pone oscuro; Empastillado, más agresiva.
El álbum sube, baja, respira. No hay una balada real, pero sí un cierre emocional. Originalmente el final era triste, pero no quería eso. Por eso Cursi está al final: quería que acabara bonito, luminoso.
Los detalles emocionales del final
E: Hay un descenso emocional antes de Las cosas que te presté, ¿no?
R: Sí, ese mini tramo es como autoperdón, soledad, ansiedad. Las cosas que te presté es casi un chiste para levantar el mood.
Cursi cierra el disco y es universal. Puede ser para tu mamá, tu pareja, tu mejor amigo. Esa imagen de terminar de la mano, todos rumbo al sol… eso quería transmitir.
Sobre Pablo Stipicic y el trabajo en equipo
E: Pablo acaba de ganar un Grammy, ¿no?
R: Sí. Y es un genio. Aprendí muchísimo trabajando con él.
Las canciones que enviaría “a probar suerte”
E: Si tuvieras que mandar una canción a competir, solo para ver qué pasa, ¿cuál sería?
R: Más que cuál, el problema sería en qué categoría. No es tan pop, ni tan rock, ni tan folk, ni tan electrónica.
Pero creo que estas tres me representan muy bien:
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Qué buena edad — muy completa en producción.
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Cursi — de las mejores compuestas; tiene cambios poco usuales.
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Solo — la hicimos con Andreas Stone, quien trabajó con Super Junior. Él le dio un giro IDM. La estructura quedó muy buena.
Regresando a los 15 años
E: Si tu yo de 15 años escuchara este disco sin saber que es tuyo, ¿cuál sería su favorita?
R: Cursi o Cambio de actitud. A mis 15 escuchaba Green Day, Panda, Allison. Luego me volví superfán de One Direction y Shawn Mendes.
Cursi tiene ese pop-rock español tipo Hombres G o El Canto del Loco. Me hubiera encantado.
Un salto de fe hacia la música
E: ¿Cuándo decidiste dedicarte a esto de verdad?
R: Fue culpa de mi equipo de management. Yo estaba de tu lado: entrevistaba, conducía. Me dijeron: “¿Quieres hacer música en serio?”.
Aprendimos juntos. El momento exacto fue hace año y medio: dejé la conducción y me dediqué al 100%. Eso nos llevó a la disquera. Desde ahí ha sido música, música, música.
Una temporada cero que abre caminos
Cuando Miki presenta ZERO, no solo entrega un álbum: entrega el inicio de una historia.
Un universo estético cuidado, una narrativa emocional que retrata una etapa vital y un sonido que mezcla influencias con naturalidad. ZERO no es un debut casual; es un manifiesto.
El artista mira hacia adelante con una claridad nueva. Quiere que la gente escuche, conecte, critique, ame u odie, pero que entre a su mundo. Que le den “una escuchadita”, como él dice. Lo que venga después —la verdadera “temporada uno”— dependerá de este punto de partida: un disco que se siente honesto, construido con detalle y cargado de futuro.
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